⌛Tiempo de lectura: 4 minutos

Inicio » PSICOLOGIA PARA LA VIDA DIARIA » vivir con prisa

Queridas rubias, morenas, castañas, pelirrojas y de todos los colores, me he pasado las dos últimas décadas de mi vida con una sensación de angustia permanente debido a la prisa por llegar a todo. Cuando sientes que todo es urgente (vivir con prisa constante), frases como éstas azotan tu mente día tras día: «¡No tengo tiempo para nada!», «¡No llego!», «¡El día debería tener 30 horas!, ¡»Se me ha pasado el día y  no he hecho nada!» ¿Te suena verdad? 😵‍💫

Curiosamente, a la vez que vivía con un agobio monumental por la falta de tiempo, empecé a sentir que me volvía más improductiva por momentos. Tenía la sensación constante que llegaba más tarde a todo y que cada vez perdía más el tiempo. ¿Curiosa contradicción verdad? ¿En qué quedamos entonces, pierdo el tiempo o me faltan horas?

Desde luego no soy la única que se siente así. Estoy segura querida lectora (o lector) que sino ahora, en algún momento de tu vida has sentido lo mismo que explico en el párrafo anterior. Pero ¿por qué nos pasa esto?

Cada día nos levantamos de la cama planteándonos hacer demasiadas cosas, y cuando vemos que no llegamos a hacerlas nos sentimos mal por ello apareciendo, casi de inmediato, el precioso sentimiento de culpa y la maravillosa ansiedad que nos recuerda lo inválidas que somos y lo poco capaces de hacer un millón de cosas diarias. Porque está claro que si las influencers de Instagram pueden llegar a todo: madrugan (después de dormir 8 plácidas horas sin interrupción), hacen deporte, compran y cocinan muy sano, trabajan, generan contenidos creativos, van al salón de belleza, cuidan a sus bebés (las que son mamás), crean reels, pasan tiempo con sus parejas y todo de una manera pulcra y con un aspecto de diosas del olimpo… entiendo que yo también debería poder ¿no? (nótese la ironía)…

¡Ah! Pero espera que ahora viene lo mejor de todo, que es cuando los astros se alinean y, de repente, tienes un día o una tarde libre, y entonces comienza el diálogo interno entre tu mente y tú:

  • Mi mente: Tenemos toda la tarde libre ¿Y ahora que hacemos?
  • Yo: Pues hoy creo que me voy a quedar en casa.
  • Mi mente: Para una tarde que tienes libre, ¡no vas a estar en casa perdiendo el tiempo!
  • Yo: Podría cocinar algo rico y descansar un rato después.
  • Mi mente: ¿En serio bonita? Para un rato que tienes para ti, ¡no vas a echar la siesta! ¡Aprovecha el tiempo! ¡Tienes que ser productiva!

La maldita realidad es que nos pasamos la vida quejándonos continuamente de que no tenemos tiempo para nosotras, pero también nos quejamos cuando lo tenemos porque si no hacemos nada, lo perdemos. Pero ¿por qué nos sentimos así?

Nos han enseñado a creer que cuanto más hacemos más valemos.

Si le preguntamos a un profesional de la psicología seguramente pueda ampliar mucho esta respuesta, pero después de mi experiencia, podría resumirlo así: Desde que somos muy pequeños nos han enseñado a creer que cuanto más hacemos más valemos. Es una premisa que llevamos grabada a fuego en nuestro subconsciente y claro, cuando no la cumplimos nos sentimos terriblemente culpables. La prisa por hacer cosas nos hace olvidarnos de nosotros mismos.

Durante muchos años creí que no tenía tiempo para mi porque mi vida implicaba siempre una gran lista de tareas por hacer. Pero la realidad era muy diferente, la verdad es que siempre necesitaba tener una gran lista de tareas por cumplir porque encontrarme conmigo misma y darme cuenta que era una persona que no me gustaba, era algo a lo que no quería enfrentarme.

Debo decir que durante un tiempo esta táctica me funcionó y me fue bastante bien. En verdad, como no tenía tiempo de pensar acerca de lo que me pasaba realmente, era como si los problemas no estuvieran ahí. Vivía en modo: ‘Huida hacia delante’. Si no lo veo, no existe.

Pero un día todo cambió. Una mañana, después de sufrir una crisis de ansiedad tan bestia que me dejó sin poder moverme durante varios días, me hice la siguiente pregunta: ¿hasta cuándo estoy dispuesta a creer que puedo huir de mi misma? ¿Necesito quizás otra crisis de ansiedad? ¿O un infarto a lo mejor? ¿O una depresión tal vez?

Ese fue el momento en el que abrí los ojos y por primera vez fui consciente del regimiento de sentimientos dolorosos que me venían acompañando durante demasiado tiempo ya. Toqué fondo y decidí que era el momento de hacer lo que muy pocas veces había hecho en mi vida: pedir ayuda. 

Empecé a ir a terapia con una psicóloga maravillosa que me ofreció herramientas para hacer una mejor gestión de mi misma y, por lo tanto, de mi tiempo. Por supuesto, no es que mi psicóloga tenga una varita tipo Harry Potter y haya hecho magia conmigo, es un trabajo constante y en el que sigo inmersa.

Además (muy a mi pesar porque me encantaría), no me mudado a Bali, ni la India, ni a un paraíso tropical. Sigo viviendo en la sociedad moderna donde la prisa y la cultura de la inmediatez están a la orden del día y doy fe de que mi trabajo no es precisamente un remanso de paz y tranquilidad. Más bien, yo afirmaría que es como introducirse voluntariamente todos los días en un volcán a punto de estallar.

Aunque en el exterior todo es igual de caótico mi forma de atender el día a día es muy diferente. De hecho, uno de los cambios más importantes que he experimentado se refleja en el ámbito laboral y es que, antes de responder automáticamente a los correos electrónicos, mensajes o rabietas de los demás, me pregunto si estoy en un buen momento para hacerlo y, si no lo estoy, espero hasta estar lista.  Así de simple. De hecho es tan simple que parece absurdo, pero te aseguro querida lectora (o lector) que a mi me ha cambiado la vida.

He decidido que, de aquí en adelante, no quiero ir con prisa ni correr sin saber a donde voy. Voy a dejar de anticiparme y dejar que las cosas sucedan a su ritmo. Ya no quiero malgastar mis fuerzas en complacer la urgencia de los demás porque ahora la prioridad soy yo.

Un abrazo queridas, B E S I S 💋

«La prisa es universal porque todo el mundo está huyendo de si mismo.»
FRIEDRICH NIETZSCHE

Loading

¿Quieres dejar un comentario? ¡Aquí puedes!

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Ver más

  • Responsable: Mónica García Ruiz.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional: Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.