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  • El sacerdote: ¿quieres recibir a ……, como esposa, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?
  • El esposo: Sí, quiero.
  • El sacerdote: ¿quieres recibir a ……, como esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?
  • La esposa: Sí, quiero.

El sacerdote prosigue diciendo:

  • Yo os declaro marido y mujer hasta que la muerte os separe. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. 

Oh queridas, ¡que bonito! Y después de esto se oye de fondo un sonoro: ¡Viva los novios! Y un aplauso infinito. ¿Os suena verdad? Toda la vida asistiendo a bodas y el ritual siempre es el mismo. En mi humilde opinión,  creo que la iglesia católica debería modernizarse un poco, y adaptarse a los nuevos tiempos. Seguro que captarían mas gente si dejaran de hablar de la boda de Caná en Galilea (siempre es la misma puta lectura en todas las bodas) y hablaran mas del significado del amor entre todos los seres humanos, ya sean heteros, gays, lesbianas, transexuales, etc… Pero bueno, esto es otro tema.

Hasta que la muerte os separe…

«Hasta que la muerte os separe» dejó de ser una frase literal en España el 22 de junio de 1981 cuando el Congreso de los Diputados aprobó la ley del divorcio. Como todas las leyes que rompen con la tradición católica en este país y que otorgan libertades a la mujer, fue bastante criticada y los partidos del régimen y los sectores más conservadores llegaron a  decir que la aprobación de esta ley era un tiro en la nuca para la familia ¡Flipa!

Hay que tener en cuenta que hasta entonces (hasta el verano de 1981) casarse por la iglesia para una mujer era lo mismo que decir:

«Voy a estar sometida a este hombre de por vida, no importa si me maltrata, si me humilla, si ejerce violencia física sobre mi, si me obliga a tener relaciones sexuales cuando no quiero; seré una fábrica de bebés, pero si no puedo tener hijos seré una «pobrecilla sin gracia de dios para concebir» y él tendrá derecho a acostarse con otra mujer que si pueda darle hijos.

Manual de la buena esposa

Por supuesto, si el problema para tener hijos lo tiene él, también será culpa mía porque el hombre siempre queda exento de toda responsabilidad o culpa. Lo más seguro es que tenga que abandonar mi carrera profesional para cuidar a los niños, y mi economía se limite a lo que mi querido maridito quiera ingresar en casa.

Me pasaré el día limpiando y ordenando la casa como buena esposa, y me limitaré a estar arreglada y con buen aspecto para cuando mi marido regrese por la noche, con su cena puesta en la mesa y todo perfectamente en su sitio…»

UFFFFFFFFFFFFF…. ¡Me he cansado solo de escribirlo! Está claro que lo que tuvieron que aguantar nuestras predecesoras gracias al «Hasta que la muerte nos separe» debió ser en muchos casos una auténtica pesadilla.

¡Ojo! no estoy diciendo que todas nuestras abuelas fueran infelices en su matrimonio; pero lo que si os puedo garantizar es que con todas las señoras mayores que he hablado, absolutamente todas, me han reconocido que si nacieran ahora, jamás volverían a tolerar que un hombre les dijera lo que tenían que hacer. ¡Abuelas del mundo, os queremos!

Por suerte queridas, la sociedad va avanzando (despacio, pero avanzamos) y estamos consiguiendo que se aprueben leyes en favor de la mujer, que respeten y entiendan el feminismo, que nos defiendan como seres humanos y sobre todo que nos otorguen las mismas libertades que el hombre ha tenido siempre por derecho de nacimiento, pero que a nosotras se nos han negado.

Y volviendo a la boda,  ¿Qué os parece si cambiamos el «Hasta que la muerte os separe» por «Hasta que la cagues, querido»? Estoy segura que más de uno se lo pensaba dos veces antes de casarse.

B E S I S ?

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«El amor abre el paréntesis, el matrimonio lo cierra.»
VICTOR HUGO

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